Es común que las empresas que no se adaptan a los tiempos, corran el riesgo de desaparecer. De ahí, la relevancia de impulsar una cultura innovadora que permita a las organizaciones “surfear” las aguas de mercados exigentes y cambiantes.
Esta realidad exige un liderazgo consciente que facilite este camino. A continuación, te presentamos algunas de las características esenciales para ello:
Saber adaptarse: el cambio es la única constante, nada es para siempre y menos en el contexto actual. Un líder debe estar preparado para adaptarse al cambio y conducir a su equipo.
Considerar el factor humano: la innovación no se trata simplemente de tecnología. Para desarrollarla, se requiere gestionar a las personas, potenciar sus virtudes y fortalecer el trabajo en equipo.
Inspirar: un buen liderazgo es capaz de comunicar su visión e inyectar entusiasmo por el trabajo, dando confianza y dotando de un sentido y propósito a su equipo.
Usar datos más que intuiciones: saber interpretar la información es esencial para evaluar cambios, trazar una estrategia o adelantarse a una tendencia.
Mente abierta: la persona que guía al equipo debe tener una mirada sin prejuicios para ser receptiva, explorar nuevas ideas y enfoques que puedan alinearse con los desafíos de la organización.
Entregar información y herramientas: un buen liderazgo logra que la información fluya adecuadamente en el equipo. También entrega las herramientas necesarias para sacar adelante lo propuesto.
Se nutre de otros casos: aprende de los casos de éxito y de líderes de otras empresas. Esto, con el fin de analizar si esas experiencias son replicables para adaptar a la realidad local.
Esperamos que aproveches estas claves para fomentar una nueva cultura innovadora.