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Fecha: 07/junio/2019
El cobre contribuye a una energía más limpia y asequible
Las energías alternativas —como la solar y la eólica— impulsarán el crecimiento de la demanda de cobre en los mercados en los próximos años.
Durante las próximas décadas, veremos una revolución en el sector de la energía. La electrificación se vendrá al ataque, encabezada por países como la India, y dominada por proyectos eólicos y solares, y por la globalización de los mercados de gas natural.

Bajo las actuales políticas gubernamentales, se espera que la demanda de energía mundial crezca en más de 25% hasta el año 2040. Las energías renovables representarán 40% de la capacidad instalada; esto es, 25% más de lo que es hoy.

Como los costos han disminuido, la energía solar fotovoltaica y la energía eólica son ahora tan competitivas, desde el punto de vista económico, como las fuentes de energía tradicionales. Una realidad que está impulsando la adopción de estas tecnologías ecológicas por sobre las basadas en combustibles fósiles en los países desarrollados y en aquellos en vías de desarrollo.

La expansión de las fuentes de energía renovable también forma parte de los esfuerzos de los gobiernos para enfrentar el calentamiento global, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono y la contaminación atmosférica relacionada, que son responsables de millones de muertes prematuras cada año.

Más limpio, más cobre

Muchos países han establecido objetivos de “descarbonización” en virtud del Acuerdo de París. Esto no sólo beneficiará al medio ambiente, sino que también al cobre. La electrificación cada vez mayor y, especialmente, los nuevos proyectos solares y eólicos serán impulsores claves del crecimiento de la demanda de cobre.

El llamado metal rojo se usa para los conductores de la distribución de energía de alto voltaje, para los transformadores y cables a tierra en la infraestructura de energía. También en las bobinas de los generadores eólicos, y en las cintas de celdas y el cableado de sistemas solares fotovoltaicos.

Las tecnologías solares y eólicas necesitan entre cuatro y seis veces más cobre que la energía convencional, principalmente debido a la necesidad de conectar grandes números de unidades más pequeñas a la red.

La infraestructura y la generación de energía representan alrededor del 24% del consumo anual de cobre, o el equivalente a 6,9 millones de toneladas.
Las granjas solares y las eólicas usan en promedio 4,5 toneladas de cobre por megawatt. Las granjas eólicas “offshore” usan todavía más metal rojo.

La habilidad insuperable del cobre para conducir la electricidad significa que será un elemento crucial en el suministro de energía asequible y limpia para las próximas generaciones.

Zaldívar con energía 100% renovable

En junio del año pasado, Minera Zaldívar se transformó en la primera compañía chilena que utilizará sólo fuentes de energía renovable para la producción de cobre gracias a un contrato firmado con Colbún. El convenio comenzará a regir en julio de 2020, tendrá una duración de diez años y a través de él se certificará que la energía utilizada por la operación provendrá de fuentes que no generen emisiones.

Además de Zaldívar, este año Minera Antucoya se sumó a la tarea de enfrentar el cambio climático: firmó con ENGIE Energía Chile S.A un contrato a largo plazo que permitirá producir cobre con energía cien por ciento renovable. Este acuerdo, por alrededor de 300 GWh/año, empezará a regir el 2022 y tiene una duración de once años, donde ENGIE certificará que la energía utilizada por Antucoya provendrá de fuentes no contaminantes. Algo que será verificado por un organismo externo.
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