A través de su plan Ruta Energética 2018-2022, el país tiene el compromiso de potenciar tecnologías que aborden la energía y el medioambiente. Una de ellos es la implementación de estrategias que promuevan la expansión de la electromovilidad.
Una necesidad a nivel mundial, ya que la integración del uso de vehículos eléctricos es parte de la transformación digital que mejorará la interacción del sistema de transporte con la ciudad y el sector productivo. Con esto, se logran altos niveles de eficiencia energética que aumentan la competitividad.
Según cifras de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en Noruega las ventas de automóviles con algún tipo de motorización eléctrica alcanzaban el 39% del total del mercado automotriz en 2017. Hoy, este país es líder mundial en electromovilidad, en gran parte, gracias principalmente a los incentivos económicos. Por ejemplo, en términos de “carga”, es mucho más barato moverse en vehículos eléctricos que en los tradicionales, que utilizan petróleo o gasolina. Junto con una legislación atingente, tanto fabricantes como el Estado, han realizado un trabajo importante en temas de infraestructura especialmente diseñada para estos tipos de autos.
A nivel nacional, utilizar esta tecnología es un desafío tanto para entes estatales, como para empresas, el mundo académico y para la industria. Manuel Viera, presidente de la Cámara Minera de Chile, explica que “más allá de lo positivo que resulte para el medioambiente, la electromovilidad es un buen aliado del sector minero, tanto porque es un aporte en las distintas áreas de transporte como por requerir diversos minerales para hacerla posible”.
No obstante, hay un factor importante donde Chile tiene una gran ventaja: el cobre. Los vehículos eléctricos tienen muchos más componentes de este metal que los convencionales. Según la consultora internacional IDTechEx, en los próximos años la demanda de este mineral, impulsada por la electromovilidad, llegará a 1,74 millones de toneladas para 2027.
Pero para lograr esto, se requiere implementar electrolineras, evaluar la fortaleza de la matriz energética, promover el uso de autos eléctricos en lo económico, político y social. Además, es importante realizar una evaluación de la gestión del sistema eléctrico y operacional de flotas, entre otras acciones.